El 20
de octubre de 1968, Jacqueline Kennedy decidió contraer matrimonio con un
armador griego, Aristóteles Onassis, cinco años después del asesinato de su
marido John Kennedy.
Aristóteles Onassis y Jacqueline Kennedy |
El cuñado de Jacqueline, Robert F. Kennedy, fue asesinado meses antes del “sí quiero”. Por ese motivo, Jackie pensó que la familia Kennedy sufría una maldición y creyó que debía abandonar los Estados Unidos junto a sus hijos.
Jackie
y Onassis se casaron sin estar enamorados, sino por un cierto interés en el
cual cada uno sacaba partido del otro. Ella conseguía dinero de Onassis para
poder alejarse de la “maldición de los Kennedy” junto a sus hijos. Mientras que
él conseguía un estatus social gracias a Jacquelinne que le ayudaría a avanzar
con sus negocios.
La
relación con los hijos de Onassis fue muy mala. Apenas tuvieron relación. Al poco
tiempo de estar casados, Jackie dio rienda suelta a una serie de gustos muy
extravagantes y caros. Onassis tenía que satisfacer todos los deseos de su
mujer con grandes sumas de dinero y dedicación extra de sus empleados.
Al cabo
de unos años de relación, el matrimonio se deterioró completamente. Onassis decidió
iniciar los trámites de divorcio en 1975 mientras que intentaba reconquistar a
su exmujer María Callas. Mientras estaban tramitando aún el divorcio, Onassis
murió repentinamente el 15 de marzo de 1975, dejando de esa manera una gran
herencia de Jackie.
Jackie
pasó sus últimos años de vida junto a un empresario belga, Maurice Tempelsman,
comerciante de diamantes.
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